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Gesualdo Six abrió el 2024 en el Banco de la República

Updated: Mar 16, 2024

Gesualdo Six / Foto: Ash Mills, tomada de la página web de Gesualdo Six

La siguiente será, posiblemente, la entrada más difícil de escribir en la historia de este blog.  Entre 2010 y 2021 estuve al frente de la sección de música del Banco de la República o, como se dice comúnmente en el medio musical, dirigía la sala de conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango (una descripción que reduce bastante el alcance que tiene ese cargo, entre otras).  Será difícil de escribir, entre otras cosas, porque no hay una distancia suficiente aún, a pesar de los dos años y medio que han pasado desde mi retiro voluntario, por las relaciones que aún tengo con personas que trabajan en el banco, y también porque en mi nueva vida represento a artistas, organizo conciertos y, en medio de esto, me he vuelto colaborador del banco en algunos proyectos.  No obstante, la ausencia del cubrimiento del medio musical en los medios tradicionales (y también no tradicionales), la falta de crítica y, también, mi gusto por escribir, me han llevado a querer hacer este intento, en el cual espero no fracasar, por elevar reflexiones, discusiones, y -ojalá- algo de memoria acerca de lo que pasa en los espacios de concierto de Bogotá, incluido el del Banco de la República.


El pasado miércoles 21 de febrero se dio inicio a una nueva temporada de conciertos en la Biblioteca Luis Ángel Arango, temporada que para el Banco de la República realmente inició en Neiva el pasado lunes 19 de febrero en el centro cultural que el banco tiene en esa ciudad.  Inició con la visita a Colombia del sexteto vocal Gesualdo Six - consort inglés que visita Latinoamérica por primera vez desde su fundación en 2014.  El ensamble, reconocido en su país de origen, Inglaterra, ha sido ganador de varios premios y ha grabado varios discos con el sello Hyperion, quizás uno de los sellos más queridos por los amantes de la música clásica y que fue adquirido por Universal Music Group el año pasado.


El programa que presentó el ensamble fue tomado, casi literalmente de un disco publicado por Gesualdo Six en 2020 -Fading (Desvaneciéndose)- cuyo repertorio está inspirado en el ritual de las Completas, la última oración de la Liturgia de las Horas, en el que las comunidades religiosas se reunían (¿o reúnen?) a dar gracias por el día que acaba de terminar y pedir protección en la noche que llega.  Esta metáfora, la de la luz desvaneciéndose, fue ricamente aprovechada por el ensamble para regalarle al público un repertorio tan antiguo como el O Ecclesia, occuli tui de Hildegard von Bingen (1098-1179) y tan reciente como la encantadora O little Rose, o dark Rose, escrita en 2020 por la compositora canadiense Gerda Blok-Wilson (n. 1955). Y esta variedad y viaje por tantos siglos de música vocal llevó al público a entregarse a un ejercicio que, sin evidenciar un esfuerzo mayor, demostró una capacidad de la conducción armónica impecable, apoyada además en un manejo tímbrico homogéneo, ricamente trabajado, que logró hacer de cada obra un universo, una cápsula o una perla en sí misma.


Gesualdo Six es el resultado de una tradición inglesa, la de practicar la música vocal al más alto nivel. El Banco de la República ha sido instrumental en presentar a lo largo de la existencia de su temporada de conciertos a algunos de los más grandes exponentes de esta práctica, incluyendo a ensambles como The Scholars (conciertos en 1984 y 1986), Gothic Voices (1996 y 1998), The Hilliard Ensemble (1997), The Tallis Scholars (1997),  Orlando Consort (1998), y Stile Antico (2018 y 2022, en un concierto virtual durante la pandemia del COVID-19), sin incluir a muchos otros ensambles vocales de otros países que han sido parte de una programación musical que cada febrero de cada año desde 1966 ha procurado conectar a Colombia con el mundo, la historia, el arte, y con resultados de procesos de refinamiento estético, profundidad investigativa, capacidad interpretativa, y la más absoluta y profunda creencia en el valor de la música de cámara como expresión y reflejo de la capacidad del ser humano para construir su destino.  El concierto de Gesualdo Six fue una jugosa ofrenda más que el Banco de la República le dio a tres ciudades (Neiva, Bogotá y Florencia) de un país que en medio de sus divisiones, picos y valles de violencia, altibajos emocionales, y crisis que van y vienen, necesita siempre de esperanza y del recordatorio de que la belleza existe y puede ser construida por quienes habitamos una misma ciudad, país o planeta.


Tres últimas notas. Primero, ¡qué maldición los pitos y las alarmas de los celulares durante los conciertos!  Nos acompañaron Samsung, Whatsapp y el recordatorio de tomarse la pepita del colesterol a las 9:00.  Creo que ya todos nos acostumbramos a no escuchar los avisos de los teatros que piden que apaguemos los celulares pero vale la pena hacer un esfuerzo por proteger la integridad de una experiencia principalmente sonora.  Segundo, para leer las notas al programa de este concierto tocaba abrirlas en el celular con un código QR (y esta es una práctica ya común en casi todos los teatros de Bogotá). No sé ustedes, pero yo me ofusco cuando en un restaurante no hay carta física. Si es difícil escoger una entrada, un plato fuerte y un café en una pantalla de un teléfono celular, resulta aún más difícil leer -al mismo tiempo que se escucha un concierto- las notas que han acompañado tradicionalmente a los conciertos de la sala y que complementan en tiempo real la escucha, esto por no mencionar lo valioso que es poder seguir las letras de las obras de un recital vocal como este, especialmente cuando hay obras escritas no necesariamente para darle claridad al texto o, además, están en idiomas que uno no habla. Por último, las luces de la sala (las que iluminan al público) estuvieron encendidas a lo largo del concierto, restándole intimidad al evento, quitándole el foco que merecían y necesitaban los artistas, especialmente en un programa tan ensimismado. Es posible que esto fuera necesario al comienzo del recital, cuando el ensamble inició su intervención musical dentro del público y desplazándose por los corredores de la sala, pero esta iluminación dejó de ser necesaria una vez el grupo subió al escenario. Ahí ya no era necesario que nos viéramos los unos a los otros ahí sentados - el Gesualdo Six se merecía toda nuestra atención, todas nuestras miradas, así como se llevó al final todos nuestros aplausos (que deben ser compartidos con el Banco de la República por empezar el 2024 con pie derecho).

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